Pero pronto comenzó a oír fuertes ruidos y el campo se llenó de elementos extraños.
Veía como, cada vez, los sonidos eran más continuados…. Había más gente, había fuego de hogueras, ruidos de coches, de motos, niños que corrían tras ellos y los asustaban, papás y mamás que pretendían atraparlos para que sus hijos jugasen con ellos……........................... Y así poco a poco fueron dispersándose buscando un lugar más seguro para ellos y sus crías. Un día, uno de estos, huyendo de los cazadores y acompañado de sus miedos construyó su madriguera, entre unas vallas metálicas que separaban dos parcelas. Quizás porque en una de ellas oyó el relinchar de un caballo que correteaba feliz y en la otra, unas gallinas que cacareaban después de poner sus huevos y picoteaban el suelo continuamente, mientras los gallos las vigilaban y acompañaban con sus "kiki--ri--kiiiiiii".
Adenás había en esta parcela agua, en unos recipientes, para que al atardecer pájaros y tórtolas bebiesen antes de buscar las ramas de los árboles que les servirían de descanso nocturno, así como para los gatos que por allí pasaban durante la noche, buscando su presa. También para las ranas de San Antonio que tan asiduas son a los baños. Aquí, el conejo, se dejaba ver de vez en cuando escondido entre las matas de romero, comía de los bancales, guisantes y otros, observando que los habitantes de este pequeño terreno, nunca lo persiguieron ni molestaron cuando comía y así, cada día, se dejaba ver un poco más para alegría de los habitantes. Un día en esta parcela estaban unos niños jugando (Alba, Guille, Abril y Lucía) y dejaron la puerta del sótano de la vivienda abierta, con sus juguetes por allí, desordenados. Este conejo, quizás, huyendo para no ser visto por los niños entró en la bodega y allí mismo dejó sus excrementos. Poco a poco iba sintiéndose más confiado, se dejaba ver a todas horas de la mañana y noche, incluso durante una mañana permanecía tomando el sol, a un par de metros del propietario de la parcela que se encontraba realizando tareas de mantenimiento de la arboleda. Por las noches, pudimos comprobar que se acercaba hasta la puerta de la vivienda. Una mañana nos pareció ver una de sus crías correteando por la parcela y efectivamente durante unos días, lo hacía por allí, desconfiando mucho. Poco tiempo se mantenía al descubierto, casi siempre escondida, entre el romero, los setos, la hiedra… pero cuando vencía sus miedos y se exponía sin obstáculos, era una maravilla verla jugar con su madre.
La última vez que los vimos juntos, estuvimos bastante tiempo observándolos desde una ventana. La mamá, se dirigía a su cría, jugaba para después adentrarla más en la parcela, saltaba por encima de ella como si jugase “a piola” junto a la hierbabuena y los crisantemos y las pequeñas florecillas que ya empiezan a despuntar. Daba la impresión que le estaba haciendo un “recorrido” llevándola por todos aquellos lugares que ella frecuentaba cada mañana. Ese mismo día cuando estábamos haciendo trabajos en la parcela nos encontramos una cría de conejo atrapada en una de estas borduras de los bancales.
Increíble, pero desgraciadamente estaba allí, intentó saltar y se quedó en el intento. Queríamos pensar que sería otra cría no la que habíamos visto por la mañana. Fue muy bello para que no se repitiese. Era otra más pequeña, decíamos. Pero la verdad es que desde aquél día………….. la mamá no ha vuelto a dejarse ver por la parcela. La hemos visto corretear entre las dos vallas y esto nos produce alegría de saber que sigue viva aunque, seguimos esperando verlo corretear por nuestro campo junto con su pequeña cría .......... Cada día nos sorprende más la naturaleza. Hoy día 22/02/2012 lo hemos visto!!!!!, aunque sólo al adulto; comiendo y tomando el sol, entre los naranjos, junto al romero y vigilada por esta bonita lagartija.
Han pasado cuatro días desde que se ausentó. Le habrá hecho volver la necesidad de alimentarse?. En el terreno colindante, el caballo tiene la parcela “totalmente rapada”, ya que como este invierno no ha llovido, no ha crecido la hierba y la que había ya se la ha comido el caballo que ahora se alimenta de paja y avena que periódicamente le deposita su amo en un recipiente alto. No sabemos si al conejo le gustará la nueva comida del caballo pero de lo que estamos seguros es de que el conejo no puede subir por el recipiente y meterse dentro para “probarla”. ¡Es un conejo, no una rata ni un caballo!.
Bueno hasta aquí este cuento-historia inacabado, porque…………. a nosotros nos gustaría que fuese un cuento abierto y que lo pudiésemos ir completando poco a poco; un cuento incompleto, sí incompleto, sin final y así tener el cuento-historia “vivo”, con ideas e imágenes nuevas. No sé si será posible; de todas formas sí sé qué final me gustaría que tuviese. Y tu?. Porqué no escribes cómo podría continuar? O porqué no escribes otro capítulo?
Hasta pronto.
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