lunes, 5 de febrero de 2007

Notas de campo y otras notas

Hoy ha amanecido el día gris, húmedo. En el desayuno mi compañero Antonio Cortés me comenta que ayer su padre no pudo "enmarojá" los olivos, así le llaman en Olivares, su pueblo, a la poda del olivar en invierno, y en verano "varetillá" (quitar las varetas).

Carmelo Guillén me regala su pregón (2007) de la Cabalgata de RR.MM. (XXIV) Excmo. Ateneo de Sevilla y de él extraigo lo que sigue, que hoy, precisamente, hoy me lo pide el cuerpo.
" Qué lejos me queda Oriente y qué lejos ya la estrella y qué borrosa la huella que me guía en la corriente "

1 comentario:

Eva dijo...

Pueden ponernos todas las huellas que quieran porque no las vamos a seguir, por rebeldía, por convicción; aunque sería más cómodo cuando te queda lejos Oriente, Occidente y cualquier otro lugar, que alguien te abra paso y así no dejar tiempo para pensar.
¿Pero quién dijo que vivir fuera cómodo?
¿Seguir la huella o abrirla?
¿Pensar ó que piensen por tí?¿Rutina o improvisación?