sábado, 8 de septiembre de 2012

Gazpacho extremeño

Ingredientes: Aceite de oliva, aprox. 200 cc., 2 ajos, 1 huevo, vinagre, sal, pan llamado "de pueblo", mejor si es de unos días anteriores "asentaíto", tomate bien maduro, agua.
Para incorporar, una vez hecho:  manzana verde, higos, melón, (a trozos),  uvas, pepino..... 
 
Ponemos en la batidora el huevo, los ajos, la sal y unos trozos de pan que previamente hemos remojado. Se tritura todo y le vamos agregando el aceite poco a poco, hasta obtener una crema. A con tinuación el vinagre para que queden bien mezclados los sabores.
 
Lo ponemos en una fuente honda o "dornillo de barro", con el agua, rectificamos de sal o vinagre y se le ponen por encima los trozos de pan, "pellizcaos", no cortado a cuchillo, el tomate rojo maduro machacado lo suficiente para que queden trozos no muy grandes, en la superficie, junto con el pan.
 
Cuando esto ya está,  le añadimos un buen "chorreón" de aceite de oliva, (en mi casa aceite de oliva de sabor intenso). Y ya está. Ahora sólo faltan los complementos. Hoy le hemos puesto trozos de melón y uva, puede ser manzana-higos, melón-higos, etc. etc. Seguro que hay otras posibilidades, pero yo anoto lo que he comido y saboreado.
                                                             
                                                               Arcuza de aceite
Este "gazpacho extremeño" forma parte de mis recuerdos en las vacaciones escolares en Esparragosa y Zalamea de la Serena (Badajoz).
Recuerdo a mi abuela,  en una silla de de poca altura, sobre el suelo, que igual servía para hacer labores, que para preparar la comida, Ahí sentada, siempre sin prisas, sobre el delantal negro que cubría la falda larga y fruncida del mismo color, colocaba el "dornillo de madera de encina", ligeramente inclinado.(en la primera foto, junto al salero). Con la mano derecha daba vueltas y vueltas con la "maja", y con la otra mano, colocada perfectamente sobre el borde posterior del dornillo, sujetaba una "arcuza" con el aceite, que lentamente iba dejando caer sobre el recipiente, sin dejar de girar la "maja".
Estos movimientos iban dejando unos surcos cada vez más densos y con más color y aroma. Después el majado de tomate, etc. etc.
Así lo hacía y ni que contaros cómo sabía.
Por supuesto que los huevos eran recién cogidos del gallinero, el aceite de la comarca y a veces propio, y la fruta de cosecha propia o familiar. !Todo un lujo!